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“1000 KILOS DE AMOR”

Cuando Villa Mercedes se movilizó por Yeni, la elefanta que sacaron de un basural y está en un museo

Hace 26 años, los vecinos se unieron para trasladar el cuerpo del animal hasta el Museo Nativista Héctor Aubert.

Era otoño de 1998 cuando el Circo Lowandi llegó a Villa Mercedes, y una parte de él quedó por siempre en la ciudad.

Una elefanta creció bajo los cuidados y el amor de su entrenador y dueño del circo, Osvaldo “Payo” Tejedor.

Durante 65 años, ella demostró sus destrezas en cada función deleitando a niños y adultos, junto a otros animales, payasos y trapecistas.

Yeni con su dueño.

Tras la muerte de Tejedor, la elefanta nunca volvió a ser la misma. Su salud se deterioró, y durante aquella visita a la ciudad de la Calle Angosta murió debido a una enfermedad hepática y la demandante vida circense.

Sus dueños consideraron dejar su cuerpo en el viejo basural local, donde actualmente se encuentra el Parque La Pedrera, porque no podrían llevársela. Pero la comunidad se enteró y se unió inmediatamente para darle una despedida digna y un descanso lleno de amor.

“Al morir, el circo la tiró en un basural en San Luis. La gente se reunió alrededor para ver. Mi papá con su grúa, corrió para sacarla de ahí. Se dedicó a bañarla y lavarla antes de enterrarla. Después, me creó esta historia con fotos para mostrarme la magia de quienes podemos rescatar aún en las últimas consecuencias”, dice en un video que en el Instagram de Pumakawuareserva, publicó el 27 de agosto la reconocida ambientalista Karina Maschio, también conocida como Kai Pacha.

“Jenny, al fin, voló. Nosotros lo hicimos posible, y se fue feliz”, completó en su relato.

La empresa de su padre se llamaba Grúas Maschio, y fue protagonista de ese impactante acontecimiento que sucedió el 15 de agosto del 1998.

Héctor Aubert, quien es recordado por ser un amante de los animales, ofreció un espacio en su museo de carruajes y vehículos de tracción a sangre, donde el animal encontró su eterno descanso.

Un comentario en un programa de radio bastó para que los vecinos idearan un operativo de rescate. Familias, medios de comunicación, instituciones y empresas colaboraron para trasladarla hasta el predio. Hasta los bomberos colaboraron y lograron mover “1000 kilos de amor”.

Una placa donde están enterrados los restos de Yeni.

“Elefante, etimológicamente, quiere decir marfil, y el marfil se usa entre otras cosas para el manguito del bastón, cosas innecesarias que cobra la vida de estos animales que son simbólicos, mágicos, muy inteligentes y afectuosos con su familia. Y cuando muere uno, todos lo extrañan y lo ven, como este grupo de ente que hizo una ronda, todos como elefantes", graficó.

Un equipo de veterinarios y más ayudantes se ocuparon de la evisceración para minimizar la contaminación y disminuir el peso, relata la información de aquel momento.

El acompañamiento fue una caravana de autos, motos, bicicletas y transeúntes hasta las tierras de Aubert, donde cavaron una enorme fosa, milimétricamente medida por ingenieros y depositaron a Yeni en una bóveda para su descanso.

Ingenieros y químicos trabajaron juntos para crear una fórmula que permitiera una descomposición controlada y así poder preservar sus huesos.

En el museo Aubert están sus restos.

El proyecto de Aubert incluía reconstituir la estructura del animal en una exhibición en la tercera área del Museo Nativista Héctor Aubert, que está ubicado en Las Heras 150, y es uno de los más importantes de Villa Mercedes. Fue inaugurado en 1989. Tiene una pulpería, una plazoleta, una capilla que venera a la Virgen de Luján, tres salones auditorios y un anfiteatro al aire libre.

Cuando él falleció en 2009, el proyecto quedó inconcluso. Hasta ahora, la elefanta permanece enterrada en una plazoleta que en el 2000 le pusieron su nombre.

El pintor Pedro Angió fue el encargado de rendirle tributo con una escultura que la simboliza.

Marcela Martínez abrió las puertas del museo a El Chorrillero y aportó los detalles históricos. Pero hay una particularidad, ella fue una de las niñas que conoció a Yeni. “Me llamó la atención que no tenía color gris, sino que era más bien verdoso, un tono medio extraño, y más que caminar, arrastraba los pies con grillete”, recordó.

El histórico lugar guarda una colección de 104 carruajes y vehículos de tracción a sangre, única en el mundo. Posee una chata Vagón de 1880, una chata porteña de 1875, chatas de rastrojo y toda la línea de jardineras que se fabricaron entre 1890 y 1927.

En las visitas al predio, los que más preguntan por la historia de la elefanta son los niños: “Cuando les pedimos una devolución a los chicos de las escuelas que vienen, casi siempre la dibujan”.

Yeni en sus momentos en el circo.

Yeni quedó en el recuerdo de los villamercedinos.

Informe: Sonia Schoenaker y Nahuel Sanchez

Fotos de Yeni: Gentileza Museo Nativista Héctor Aubert.

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EN PORTADA EL CHORRILLERO

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